La transferencia de energía térmica es un efecto bien conocido creado por las diferencias de temperatura en un sistema dado. Siempre va del lado caliente al frío de un material y requiere un medio a través del cual fluya el calor. En nuestro caso, estamos hablando de un medio sólido, el cuerpo humano, que realiza una actividad al aire libre. El calor pasa del cuerpo al entorno (cuando el ambiente es más frío que el cuerpo), o al revés (cuando el cuerpo está más frío que el ambiente).
Por lo tanto, la transferencia de energía térmica se convierte en una buena forma de comprender cómo entra y sale el calor del cuerpo. En ambos casos, los sistemas corporales están trabajando para mantener la temperatura estable, creando energía en el proceso para calentar o enfriar todo el sistema.
Este proceso es bien conocido por todos los deportistas: se necesita mucha más energía para realizar actividades físicas en ambientes fríos o calientes. Necesitamos crear calor en el cuerpo o enfriarlo a través del sudor. Más energía necesita más esfuerzo corporal. Y un mayor esfuerzo aumenta las demandas físicas de los atletas. Cuando el cuerpo está regulando, se usa mucha más energía y, como resultado, el cuerpo necesita más energía en total para lograr los mismos resultados.
Saber cómo funciona el proceso ayuda a los atletas a mejorar su rendimiento, especialmente durante las actividades de alta demanda, como las carreras de resistencia. Los atletas no solo pueden entrenar y optimizar su actividad, teniendo en cuenta la temperatura corporal central y una conciencia clara de sus umbrales y rango óptimo, sino que un atleta también puede enfriar activamente, por ejemplo, o reducir la potencia o el esfuerzo para evitar romper sus límites, lo que impactaría su desempeño.
Sin embargo, no ha sido una forma fácil de rastrear la transferencia de energía térmica en tiempo real. Este es el vacío que en CORE queremos llenar con nuestro sensor de transferencia de energía térmica.